La química verde busca
principalmente transformar procesos ya conocidos por otros que no contaminen
tanto y tengan una mayor productividad sin perder su calidad, ya que los
materiales con los que estos se llevan a cabo, repercuten en nuestra vida
diaria.
Las nuevas síntesis es el
principal método en el cual la química verde reduce la emisión de gases,
mejorando la calidad de vida de las personas que podrían verse afectadas
(Kümmerer, 2007).
Implementar el uso de
solventes ayuda a disminuir la cantidad de contaminantes y subproductos.
Minimizar subproductos nos ayud a aumentar la fracción de conversión, teniendo
así un producto más puro y por lo tanto ya no debe pasar por mas procesos de
purificación.
La industria utiliza grandes cantidades de solventes. Más
del 50% de los materiales empleados en procesos farmacéuticos, son solventes.
Sin embargo, la mayoría son incinerados como método de disposición final (Kang,
2010).
El agua y el dióxido de
carbono son dos ejemplos de buenos solventes que ayudan a cuidar el ambiente
gracias a la poca toxicidad de ambos, difusibilidad, no inflamables, etc. Así
siendo los dos muy buenos para el ambiente.
Los líquidos iónicos son
buenos disolventes y catalizadores ya que dichos no son inflamables, reducen el
uso de energía y disminuyen la cantidad de emisiones. (Anastas & Kirchhoff,
2002).
Everts
(2010), afirma que en la industria química demuestran, el cambio estructural de
una molécula puede mejorar su comportamiento sin reducir su funcionabilidad. Un
ejemplo es el tetrapropilenbencensulfonato (TPS), un surfactante que se usó en
detergentes durante los años 50. Su biodegradablidad era muy baja y provocó
grandes formaciones de espuma en los ríos y plantas de tratamiento de aguas
residuales. Este problema se solucionó transformando el TPS en sulfonato de
alquil benceno lineal (LAS), que se degrada con mayor facilidad.
Otro ejemplo
es la síntesis de ibuprofeno. Anteriormente tenía una eficiencia del 40% y 60%
de residuos. En 1990, BHC lo rediseñó y dicha eficiencia fue incrementada en un
77% con la posibilidad de llegar a un 99%, reciclando y recirculando los
subproductos. La ruta verde produce más ibuprofeno en menos tiempo y facilita
la reducción de los requerimientos energéticos, en comparación con el proceso
original. (Anastas
& Kirchhoff, 2002).
Woodley (2008), asegura que el desarrollo de nuevos
medicamentos y la síntesis de moléculas bioactivas implican procesos muy
costosos que incluyen la formulación, presentación final del fármaco y control
de calidad en cada etapa de la manufactura del producto. La industria
farmacéutica necesita de síntesis amigables con el ambiente, sin dejar de
cumplir con las demandas económicas y especificación de los productos. Se debe
reducir los tiempos de producción de fármacos.
Actualmente las compañías farmacéuticas están
reduciendo la cantidad de residuos peligrosos en la manufactura de los
productos farmacéuticos más . Pfizer, por ejemplo: rediseñó la síntesis de
varios materiales, como el sildenafilo citrato, ingrediente importante del
Viagra (R), y como resultado se obtuvo una ruta de síntesis más eficiente que
requiere menos trabajo y proporciona una mayor recuperación de solventes (Kirchhoff, 2005).
Los cambios anteriormente mencionados, "reflejan el
gran impacto que tiene la aplicación de la química verde en la resolución de
problemas ambientales, impulsando la práctica de una química que permite
encontrar rutas y realizar procesos que disminuyan el impacto negativo que
hasta ahora, se ha ejercido sobre el ambiente, premisa fundamental del
desarrollo sostenible" (Morales, 2011).
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